Aunque en el surrealismo la veteranía nunca ha sido un grado, siempre nos
admirarán aquellos que saben mantener la inspiración viva a lo largo de una
larga vida, sin repetirse, sin regodearse en los propios hallazgos, sin
transitar senderos trillados por otros o por ellos mismos.
Dos nombres que siguen desarrollando una obra que sorprende por su
frescura, por su vitalidad, por su vigor imaginativo, son el argentino Víctor
Chab (1930) y el galo-americano Guy Ducornet (1937).
El primero ha realizado recientemente una serie de dibujos muy bellos, cuyo colorido alegre contrasta con el de sus cuadros más característicos, si acaso volviendo a algunos de los años 50, pero, paradójicamente, con más jovialidad y alegría.
En el collage fotográfico, es un placer ver a Eugenio Castro –más joven que Chab o Ducornet, pero ya con más de tres décadas de actividad surrealista– reanudar la aventura de Reaparición de la isla misteriosa (1995) con otra serie de imágenes que también podrían considerarse, como las de aquella publicación, “collages-secuencias de un film imaginario sin fin”. El film se titularía ahora Tribulaciones de una calavera, guiño sombrío a la novela-foto Las tribulaciones de Monsieur Wzz... que urdieron en 1929 Man Ray, Marcel Duhamel y Max Morise, la calavera convertida allí en un divertido esqueleto que recorría las calles de París.