Este debe ser el último gran libro surrealista del año 2012.
Se trata del número quinto de Patricide, editado por Neil Coombs en el País de Gales, y nos brinda “un festín de comidas, bebidas, poesías, postres, imágenes y prosas surrealistas del mundo entero”. Algunas de las imágenes vienen a todo color, lo que es importante, porque, como dice el pueblo, “también comemos con los ojos”.
La introducción consta de una nota del editor y de un ensayo de Philip Kane ya publicado en el n. 1 de la revista surrealista británica Arcturus, en 2005. Neil Coombs nos recuerda que la alimentación es un arma que debe usarse como protección, advirtiéndonos que, si bien la mayoría de las recetas contenidas en el libro son aptas para su uso culinario, algunas otras son tóxicas (por lo que vienen indicadas con el emblema de la calavera y los huesos cruzados). Philip Kane reflexiona sobre el surrealismo y su “retorno”, en verdad supuesto, ya que el surrealismo no ha dejado de estar nunca en el candelero, pero sus palabras distinguen agudamente entre el surrealismo y sus adulteraciones.
Como antecedentes de The Surrealist Cookbook se me ocurren Meat Art and Surrealist Objects, la admirable colección onírica de Eric Bragg publicada en 2006, y el delicioso Libro de recetas de Ladislav Novak, de 1997, en el que nos encontrábamos con las ostras a lo Toyen, los entremeses a lo Smejkal, los huevos a lo Arp, el cóctel a lo Edouard Jaguer, las alcachofas a lo André Breton o la especialidad a lo Raoul Hausmann. En cuanto a festines, dos recordamos de modo automático, y ambos canibalescos: el de “La nochebuena de Fígaro”, en Crimen de Agustín Espinosa (1934), y el de la exposición Eros, cuyo “maître” fue Meret Oppenheim (1959); curiosamente, el primero era un cadáver masculino, preparado por el propio asesino para que lo devorara su amante (la cabeza va a ser sustituida por la de un cerdo, y sobre la mesa hay pasteles de coco, un castillo de hojaldre, una fuente de “chantilly”...), mientras que el segundo era un bello maniquí femenino (cubierto de apetitosos manjares, que al irse cogiendo dejarían sus desnudeces visibles).
Predominan en The Surrealist Cookbook las recetas y los textos breves, pero los hay también largos, como “Amor al curry” de Stephen Kirin, y “Cocina contemporánea surrealista galesa” de Adrian Dannatt.
Muchos nombres que van desfilando por The Surrealist Cookbook son bien conocidos. Así, John Welson es quien abre el fuego, o el apetito, refiriéndose a Conroy Maddox pero también con una imagen suya, como las hay de Michael Vandelaar, Bill Howe, Peter Overton (de quien es la ilustración de la izquierda), Richard Misiano-Genovese, Rik Lina o Miguel de Carvalho. De Lina es la instantánea de una cena surrealista celebrada en 2008 y el desayuno a base de Los cantos de Maldoror, y de Miguel de Carvalho seis platos típicos de la rica gastronomía portuguesa. Sorprendentes son las imágenes de Lise Holm y John Richardson, así como los dos collages del Inner Island Surrealist Group, por Ron Sakolsky, Sheila Nopper, Pan Bulla y Scot Bullick.
Entre los nombres más ilustres aparecen David Gascoyne, el Dalí surrealista, Luis Buñuel (ineludible a la hora de hablar de los cócteles), Remedios Varo (con su inmortal receta para producir sueños eróticos, clásico entre los clásicos de la materia) y Man Ray (con una antológica “Rayografía servida con suicidio” elaborada por Alexandra Levin, quien se inspiró en la relación Man Ray/Lee Miller, y que la sirve con un chocolate “suicidio”). Es una pena se haya colado en la lista esa rancia Frida Kahlo, quien, por cierto, en el reciente dvd dedicado a Alice Rahon, le define los surrealistas a su amiga como “esos locos intelectuales podridos”.
No olvida la sección de bebidas –que podría dar un volumen independiente– a la reina de todas: la Absenta, con la receta de los surrealistas checos, del mismo modo que el surrealismo egipcio aporta un magnífico té tuareg. Cierra el libro, con varios textos espléndidos, el grupo Surrealist Action Turkey.
Un libro, en fin, que, si bien aparecido en el tránsito de un año para otro de la abominable cronología cristiana (nuestra cronología siempre será otra), tiene validez para todos los momentos del ciclo anual, y del que esperamos ver nuevas ediciones ampliadas.
The Surrealist Cookbook es distribuido por Dark Windows Press (www.darkwindows.co.uk), que a la vez se encarga de otra joya: The Phantoms of Surrealism, la colección de soberbios fotomontajes del propio Neil Coombs (en cambio, por desgracia, el colectivo Alpine Phanthoms ya está agotado).