lunes, 21 de mayo de 2012

British surrealism

Un libro que falta nombrar en Caleidoscopio surrealista es este sobre la pareja psicoanalítica del surrealismo, Grace Pailthorpe y Reuben Mednikoff. Lo publicaron, con motivo de una exposición que tuvo lugar en 1998, los Museos y Galerías de Leeds.
Tras una presentación del “curator” de los Museos, perfectamente sobrante y hablando del “papa del surrealismo”, nos encontramos con un breve texto de Michel Remy, sobre el “surrealismo irreductible” de Grace y Reuben, un ensayo central de Andrew Wilson, y otro, más ocupado en los aspectos psicoanalíticos, de David Maclagan. Las reproducciones son abundantes, muchas a todo color.
Este libro cuenta además con un apéndice documental donde se incluye el artículo que Grace Pailthorpe publicó en el n. 7 del London Bulletin (1938-1939), “El aspecto científico del surrealismo”. Causó un gran revuelo, y tras él se reproducen tanto las respuestas de Werner Von Alvensleben y Parker Tyler, en los números 13 y 17 de la misma revista, como, en el 17, la de Grace Pailthorpe al primero. Una polémica de gran nivel y del máximo interés para las cuestiones del surrealismo y el psicoanálisis y del arte y el automatismo. También podemos acceder aquí al prólogo de ella al catálogo de la exposición que la pareja, a inicios del 39, hizo en Londres.
Pese a las reservas que se hayan podido hacer hacia estas dos figuras, restan incuestionables tanto su sinceridad como su identificación con el surrealismo. Un surrealismo en efecto “irreductible”, con el cultivo indagador de un automatismo absoluto.

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Este libro de Andrew Lambirth, publicado como catálogo de una exposición a fines de 2008 en la galería Pallant House de Chichester, interesa por iluminar una faceta importante de la obra de esta artista esencial en el panorama surrealista británico, aunque tampoco falten sus pinturas. Por lo que se refiere al planteamiento general, tanto el director de la galería (con otro escrito superfluo) como el “curator” intentan alejar a su estrella del surrealismo, contra toda evidencia y alegando motivos irrisorios: los aspectos abstractos de sus obras, la amplitud de sus intereses, su gusto de la independencia... De resto, Andrew Lambirth aborda competentemente las obras del catálogo a que se va refiriendo.
Aquí tenemos, en toda su exuberancia, la maravillosa inventiva de Eileen Agar, quien, aun en 1988, decía: “Grupos surrealistas están siempre surgiendo en distintas partes del mundo, incluso en los países menos imaginables, y nuevos poemas, pinturas y objetos surrealistas son constantemente producidos. Yo no puedo sino saludar este inextinguible espíritu de creatividad”.
El collage de la portada se titula “Paisaje erótico”, y es de hacia 1942, mientras que esta adorable danza sobre los tejados tuvo lugar algún feliz día de 1937:


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Interés más restringido tiene este catálogo de la colección Sherwin, ya que el contexto artístico del surrealismo nos interesa mediocremente. Junto a muchos de los nombres del surrealismo británico aparecen otros que ni siquiera viajan en el tren de cercanías. Por lo demás, en las notas a las figuras tratadas (concretamente en las dedicadas a Ithell Colquhoun y a Grace Pailthorpe), no faltan las idioteces de costumbre sobre el surrealismo.
Pero hay aquí muy bellas ilustraciones (y algunas muy poco o nada conocidas), un brillante estudio de Michel Remy abordando las obras de la colección, un artículo de Silvano Levy analizando con lupa el conflicto entre Mesens y Toni del Renzio y un texto del propio Jeffrey Sherwin –un personaje sin duda encantador– sobre sus amistades surrealistas, con deliciosas anécdotas sobre Conroy Maddox y Tony Earnshaw.
Recordemos que el propio Michel Remy hace una reseña de este volumen en el n. 97 de Infosurr.
La imagen de la portada es de Conroy Maddox: “El patio de recreo de la Salpêtrière” (1975), hospital donde trabajó Charcot.

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En 2002, Peveril Press publicó este libro donde se aborda el año en que Paul Nash vivió en Swanage, Dorset (1934-1935), un año decisivo, que influyó grandemente en su obra inmediata, sin duda la más valiosa y cercana al surrealismo.
Al final del estudio de Pennie Denton, se incluye el artículo de Paul Nash “Swanage, or Seaside Surrealism”, publicado en 1936 y no reproducido desde la autobiografía del artista (1949).
El influjo profundo de los espacios naturales de Swanage –en cuadros, dibujos, fotos y objetos encontrados– marca tanto el “Evento en las colinas” de la portada como este “Paisaje de un sueño” (1936), que mucho gustó a André Breton:


En julio de 1935, Eileen Agar le envió a Paul Nash una caja de conchas pintadas y una acuarela con un “monstruo de la playa”, que venía a ser un ancla llena de concreciones marinas, que había encontrado medio enterrada en la playa. Paul Nash fotografía el ancla, la recorta y la pega sobre una foto de la costa de Swanage. Posteriormente, incluirá la figura, pero evidenciando lo que es, junto a las que componen la preciosa obra “Swanage”, hecha con pluma, acuarela y fotocollage, y hoy en la galería Tate. El collage ilustraba el citado artículo de 1936: