miércoles, 14 de enero de 2015

Mireille Cangardel


También “en espíritu” pensamos estar en la nueva exposición de Mireille Cangardel, que tendrá lugar en el Espace Bouquières de Tolosa del 19 al 31 de enero.
He aquí una de las raras perduraciones del más puro espíritu de lo maravilloso que ha alimentado el surrealismo desde sus orígenes. De  un sentido mágico que desde Nadja ha viajado hasta Mireille Cangardel, pasando, entre otros nombres, por una Baya o una Mimi Parent.

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A las pocas horas de acordarme de Baya, hojeo el catálogo La maison de verre. André Breton initiateur découvreur. En la página 33 se reproduce esta foto suya en la galería Maeght, junto a una de sus esculturas, año de 1947, cuando Breton hizo el texto para esa exposición. Baya tenía entonces 15 ó 16 años. Inmediatamente, con ese viejo gusto mío por las lecturas salteadas, entro en la sección “¡Más realidad!”, del último número de Salamandra, recibido el mismo día que el catálogo de Breton, y, en el precioso texto de Julio Monteverde, veo que se habla de Nadja y de sus ojos. Mi tercera lectura surrealista del momento es el enorme volumen sobre Stysrky de Srp/Bydzovská, y las páginas que me leo ahora están dedicadas al omnipresente motivo de los ojos en esta figura capital del surrealismo –y a Julio Monteverde le gustará saber que el título del libro de Nezval Rue Gît-le-Cœur, que él se compra y se lee en su viaje parisino al que dedica su comunicación de azar objetivo, alude no solo a una vieja calle de París sino al infarto de su amigo Styrsky durante el viaje que hicieron juntos a París, 75 años exactos antes del suyo. Por fin, en esta pequeña cascada de coincidencias, la portada del catálogo de Breton reproduce el molde del guante de Lise Deharme que esta amiga de Breton le hizo llegar para que ilustrara Nadja y que Breton tenía sobre su mesa de trabajo de la Rue Fontaine, ocurriendo que la ilustración de Mireille Cangardel que encabeza esta nota no solo muestra unos guantes, sino que el que está boca abajo remite a la imagen en que se ven dentro de un corazón el número 13 (que a la vez forma las iniciales de André Breton) y el nombre de Nadja (“una mirada de oro”, dirá Breton de sus ojos en este autorretrato) y a su vez la composición del conjunto a otro de los célebres dibujos de Nadja, el del “verdadero escudo de Aquiles”.