jueves, 12 de diciembre de 2013

Segundo número de los “Cahiers Benjamin Péret”

Como hace poco señalamos, los estudios sobre Benjamin Péret concitan por parte del surrealismo una atención constante. Es muy llamativo que una figura de su misma envergadura, o sea Antonin Artaud, haya podido caer en las manos académicas, con sus innumerables “métodos”, de un modo que no se ha dado con Péret. Este segundo número confirma lo dicho, aunque es de lamentar que la Association des Amis de Benjamin Péret, nacida como una asociación del movimiento surrealista, haya quedado convertida, esencialmente y a diferencia de la evolución que, gracias al espíritu internacionalista de Édouard Jaguer y Richard Walter, ha tenido Infosurr, en un reducto del liquidacionismo surrealista, lo que, a mi juicio, al ser Benjamin Péret una referencia inamovible de dicho movimiento, supone un obstáculo a su crecimiento. En la nota introductoria, se considera que el surrealismo es un “movimiento artístico de larga duración (1924-1969)”, cuando ni es un “movimiento artístico” ni su duración es tan poco larga como, en pacífica consonancia con el estamento académico y con el estamento periodístico, ahí se pretende.
Pero esto es lo que hay, y ya es mucho: una bella publicación, muy bien maquetada e ilustrada, con textos en general de gran o notable interés. El primer dossier se dedica al Méjico de Péret, y es presentado por Gérard Durozoi. Gérard Roche se ocupa de los mitos y el arte mejicanos en la obra de Péret, Richard Spiteri de las fuentes y la estructura de Air mexicain (el más bello poema inspirado por aquel país, y al que ya Jean-Marc Debenedetti consagró un magnífico trabajo en el Benjamin Péret editado por Jean-Michel Goutier en 1982) y Guy Prévan de Péret y Octavio Paz, con destaque para su encontronazo de 1948, cuando un lamentable Octavio Paz, ya entonces diplomático y aún estalinista, reacciona chauvinistamente a unos juicios despectivos de Péret hacia la querida patria que él representaba. Estos tres trabajos son excelentes, completando el dossier un artículo de Lourdes Andrade sobre Péret, publicado en 1994, y una presentación de la misma por Claude Courtot, el presentador y prologuista oficial de la armada liquidacionista desde que esta iniciara su malhumorada cruzada hace 44 años.
El segundo dossier incluye documentación sobre el nacimiento de la Asociación, y por tanto sobre el “affaire” con el innoble Georges Hugnet. La Asociación nació para defender la memoria de Péret y para profundizar en su conocimiento, y su balance no puede cuestionarse que es extraordinario. Con todo, la defensa de la memoria de Benjamin Péret no es ya lo que fue en los orígenes: por cada ataque a Benjamin Péret debe haber algo así como 500 a André Breton, y creo que me quedo corto, si imagino los cientos de trabajos (artículos, tesis, memorias, libros) sobre el surrealismo que vomitan al año las instituciones universitarias. En cuanto al conocimiento de la obra de Péret, bien debiera quedar entre quienes amamos tanto su figura como su obra. Cuando hace poco unas feministas del Canadá se preguntaban “¿quién conoce hoy a Unica Zürn, Joyce Mansour, Claude Cahun, Leonora Carrington o Alice Rahon?”, y comenté esa pregunta retórica, me faltó decir que ojalá fueran muchos menos quienes las conocen, y hubieran quedado solo para quienes de verdad las aman y las saben apreciar, y por tanto a salvo de los tontos y los canallas. Pero sobre esto volveré al final de esta reseña.
En este segundo dossier hay una estupenda evocación que hace Michael Löwy de su encuentro con Benjamin Péret, nada menos que en 1958, con el relato de la entrada en un café donde estaba un cura: “¡Mierda! –exclamó Péret– ¡Un cura en mi café! ¡Esto es el colmo! ¡Estos parásitos infestan toda la ciudad!” Sigue un dossier sobre Jean-Louis Bédouin, superfluo cuando se tiene el libro de “Les Archipels du Surréalisme” Libre espace et autres poèmes (Syllepse, 1998). Claude Courtot, como siempre arrimando el ascua a su sardina, en la presentación a las cartas Péret-Bédouin, dice que Péret y Breton, en los años 50, “no alimentaban ilusiones excesivas sobre la vitalidad del movimiento surrealista”, pero sin duda que nunca ha citado este pasaje de la entrevista que André Breton dio a Le Monde en 1962: “El surrealismo continúa viviendo como espíritu y como movimiento a través de los grupos que se renuevan”. Breton y Péret es obvio que alimentaban más ilusiones que las de los surrealistas fatigados de 1969, tipo Schuster, Pierre o el propio Courtot. Bédouin, de quien se ensalza su “fidelidad” al surrealismo, acabó convertido, nueve años después, en un desertor tardío (y en 1993, junto a Gérard Legrand, avisará a los vigilantes del siniestro centro Pompidou para que echen a la calle a los amigos de Benjamin Péret que se habían reunido para contrahomenajear a Péret de un modo informal y muy peretiano, como se refiere en “Le déshonneur des poteaux”, Insoumission poétique. Tracts, affiches et déclarations du groupe de Paris du mouvement surréaliste. 1970-2010).
Las cartas entre Bédouin y Péret, con ser interesantes, pecan de demasiado cortas las del segundo y demasiado largas las del primero. Las fechas van de 1951 a 1956, con referencias al Quilombo de los Palmares, Le Surréalisme, même y la guerra de Argelia. En 1951, comenta Bédouin que Toyen no podrá viajar a la Bretaña porque no tiene dinero. ¡La más grande artista del siglo XX, y no tenía ni para darse un salto a un lugar tan cercano de París!

Rik Lina, "Study for Péret", 1997

Tres trabajos componen la sección de estudios. El de Gaëlle Quemener sobre “El imaginario escolar en los cuentos de Benjamin Péret” ofrece mucho más de lo que uno se espera. Al comentar las relaciones entre Péret y Breton, Claude Courtot, siempre refiriéndonos todo lo que se emociona, insiste en “el surrealismo que fue”. Jean-Michel Goutier, en fin, habla de Cárdenas y sus amigos surrealistas.
En los documentos, Bruno Duval trata de Péret visto por Audiberti, Mikaël Lugan celebra a Jean-Pierre Lassalle (de quien se reproduce un testimonio sobre el surrealismo ya publicado en Histoires Littéraires) y Patrice Allain presenta dos textos, uno de Maurice Lemaître y otro del mismo más Isidore Issou: si el primero, de 1952, es un ataque rastrero a Péret, el segundo, con ser un homenaje, los retrata a ambos como unos arribistas y conformistas.
En la sección “Potlach” hay un muy bello poema de Guy Prévan, uno de los grandes conocedores y estudiosos de Péret. De temática mejicana, “Un chili con carne aux haricots sauteurs” viene que de perillas a un número en que se han enfocado las estancias mejicanas de Péret.

Cerramos con las “Actualidades”, recordando Gérard Roche y Dominique Rabourdin a Max Schoendorff y a Alain Gheerbrant respectivamente, como en su momento lo hice yo en este sitio. Jerôme Duwa reseña brevemente Jetées d’exil de Jacques Lacomblez y Michel Jacubowski llama la atención sobre la extraordinaria calidad de los dos números de la revista L’Or aux 13 îles, también ya reseñados aquí por nosotros.
Pero lo mejor de esta parte final es sin duda el demoledor análisis que hace Gérard Durozoi (lúcido como siempre) de un esperpento perpetrado por una tal Elena Poniatowska contra Leonora Carrington, esperpento que hasta hace buena la “biografía novelada” de Nadja publicada hace unos años. “Cronología incierta, errores groseros, una desconfianza, si no hostilidad, permanente con respecto al surrealismo”, perlas como esta: “Los surrealistas tratan a las mujeres como no importa qué esposa. Las llaman sus musas pero ellas acaban por limpiar los lavabos y hacer la cama”... Pero hay mucho más en lo que dice Durozoi ser una pequeña muestra de dislates y sandeces: “Un cadavre” lo hizo solo Aragon y en seguida apareció Péret en una manifestación disfrazado de soldado alemán; Pierre Janet le descubrió a André Breton el “amor loco”, que, le dice este a Leonora, es “un estudio de la histeria en las mujeres. Él descubrió el erotismo y la estética que yo he transmutado en surrealismo”; Breton cierra el Bureau de Recherches Surréalistes a causa de la carta a los directores de los manicomios de Artaud (que además no fue quien la escribió); Cocteau formó parte del grupo surrealista; las sesiones de hipnotismo se interrumpen en... 1937 (no prestándose a ellas Max Ernst y Leonora porque se consideraban “demasiado cerebrales”); Arp escapó al cuartel presentándose desnudo a la inspección; Péret colaboró asiduamente en Dyn... Tal cúmulo de burradas produce más bien hilaridad, y no cabe duda que Gérard Durozoi algo se ha divertido al leer esta novelilla barata. Y es aquí donde volvemos a la reflexión anterior, cuando lamentábamos que los surrealistas sean más conocidos de la cuenta. Ojalá la pobre Leonora hubiera quedado al abrigo de estas operaciones literarias de baja estofa, de estos grotescos triunfos de la mediocridad satisfecha que dan la pauta de estos tiempos de miseria generalizada.
Una vez más, remitimos a la página de la Association:
http://www.benjamin-peret.org